Por Jorge Tirapu
De
norte a sur y de este a oeste, Navarra es tierra de contrastes. Es “tierra de diversidad”, tal y como reza su eslogan
turístico. La Comunidad Foral ofrece una
amplia diversidad de paisajes a su visitante: desde las altas cumbres y suaves
valles del Pirineo en el norte hasta el paisaje desértico ofrecido por las Bardenas Reales
al sur de la región.
Los
frondosos bosques de la zona norte, en los valles del Roncal, Salazar, Aézcoa o
Baztán, nos sumergen en un pulmón natural difícil de igualar. Debido a su
proximidad con Francia, país con el que limita, Navarra comparte otro obsequio
de los sentidos, una maravilla de la naturaleza como es la Selva del Irati,
considerado el segundo hayedo más importante de Europa.
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Bosque del Irati |
Tierra marcada por hondas tradiciones, gentes
nobles y honestas, y una suculenta gastronomía que harán sentir al visitante como en su propia casa.
Encantos todos ellos que no han pasado desapercibidos para el cine ni la
literatura. El cineasta Alex de la Iglesia ha puesto sus focos en las Cuevas de Zugarramurdi, para ilustrar su última película. Un entorno natural, cargado de magia, donde se reunían las brujas para celebrar sus
aquelarres. El basajaun, un ser de la mitología vasca, centra el argumento de la trepidante
novela policiaca “El guardián invisible”, escrito por Dolores Redondo, cuyo
argumento se desarrolla en el valle del Baztán y su localidad de cabecera, Elizondo. Navarra es además punto de partida y puerta de entrada del Camino de Santiago. De la
localidad fronteriza de Valcarlos o de la vecina francesa Saint Jean Pied de
Port, inician su travesía miles de peregrinos hasta llegar a la capital gallega. Esta ruta fue promovida en el siglo XII por el rey navarro Sancho III el Mayor, tomando el nombre de Camino Francés. A lo largo de su recorrido, la comunidad navarra muestra al visitante gran parte de sus tesoros artísticos y de su diversidad natural y cultural. A su paso
puede disfrutarse de autenticas joyas de la arquitectura religiosa. La Zona
Media es un reflejo de ello, con iglesias románicas y monasterios como Leyre,
La Oliva, Eunate, Iranzu e Irache.
Otro viaje al medievo supondrá visitar la ciudad de Estella-Lizarra , cuna de un gran patrimonio artístico e histórico, que hizo que durante la Edad Media fuera conocida como la “Toledo de Navarra”. Pasear por sus calles supone realizar un viaje en el tiempo. Algunos de los barrios más famosos son San Pedro de la Rúa, donde se encontraba la antigua judería; o San Miguel, donde se congregaban los mercaderes. La Ribera de Navarra ofrece el siempre espectacular paisaje de las
Bardenas Reales , un vasto territorio de aspecto desértico plagado de
recorridos. Su capital, Tudela, bañada por el río Ebro, fue un ejemplo de convivencia de culturas, que
dejaron su huella en la ciudad, donde luce imponente su catedral. Su claustro es uno de los de mayor valor arquitectónico y alberga en su interior un patrimonio de gran valor artístico.
Tierra de buen llantar y buen beber, a su paso acoge bodegas cuyos caldos cosechan premios internacionales año tras año. Entre sus paredes, en las que se fusiona arte, naturaleza y vino, se agolpan años de historia y de laborioso trabajo. Un maridaje, sin lugar a dudas, que nunca defrauda. Por todo ello Navarra bien merece una visita. Tierra de arraigadas tradiciones y fiestas únicas, como las de San Fermín, que reflejan el carácter amable y extrovertido de sus gentes. Unas fiestas, conocidas en todo el mundo, que coloca a Pamplona, su capital, en un escaparate internacional. Su chupinazo, cada 6 de julio, y sus famosos y trepidantes encierros son algunos de los atractivos de una fiesta sin igual.
Claustro de Catedral de Tudela
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Chupinazo de Pamplona |
Pero más allá de estas populares fiestas Pamplona se erige como una ciudad acogedora y hospitalaria, que recibe a sus gentes con los brazos abiertos dispuesta a no defraudarles. Entre sus murallas, que protegían tiempo atrás la ciudad, se esconden siglos de historia, al igual que en su casco medieval. La Ciudadela, que alberga parte del recinto amurallado, o los parques de la Taconera y Yamaguchi son algunos de los pulmones verdes con los que cuenta la ciudad. Además de estos atractivos históricos la capital navarra cuenta con infraestructuras del más alto nivel, como el Palacio Baluarte, para celebrar reuniones y congresos.
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Palacio de Congresos Baluarte |
A ello hay que sumar una amplia red de establecimientos
y servicios aderezada con una suculenta oferta gastronómica. Atractivos todos ellos que han convertido a Navarra, junto a Canarias, en una de las comunidades autónomas que más ha crecido como destino turístico de enero a octubre de este año. Uno de los secretos que envuelven estas estadísticas está, además de en sus atractivos, en su importante labor de promoción turística. Y es que la Comunidad Foral lleva a cabo una intensa difusión de su oferta turística. Además de en la Feria Internacional de Turismo (FITUR), Navarra también vende su imagen en otros foros de similares características que se celebran a lo largo y ancho del país. Tampoco escapa de sus garras Estados Unidos ni el continente europeo donde promociona sus atractivos en países como Holanda, Bélgica, Francia, Inglaterra o Italia, entre otros. En todos estos lugares Navarra se muestra como una tierra que te atrapa y te engulle en todos los sentidos.Un rincón de España que no te deja escapar ni te deja
indiferente. Entre otros motivos, además de por sus espectaculares paisajes y contrastes, por su rica y variada gastronomía repleta de platos típicos y productos de la tierra: espárragos, pimientos del piquillo de Lodosa, alcachofas de Tudela, queso del Baztán..Un suculento manjar, un sinfín de sabores y de rincones que merece la pena visitar sea cual sea la
estación del año. Por todo ello, como reza el eslogan de su campaña turística en 2013 "Déjate abrazar".